El gobierno ruso volvió a agradecer públicamente el respaldo político de Cuba a su invasión de Ucrania y anunció la creación de nuevos mecanismos conjuntos para “protegerse de las acciones ilegales de Occidente”, en lo que constituye una reafirmación del eje Moscú–La Habana dentro del bloque de países que cuestionan el orden internacional liberal.
El mensaje fue pronunciado por Serguéi Riabkov, viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, durante la sesión plenaria del VII Foro de Rectores de Universidades de Rusia y Cuba, celebrado este 9 de octubre de 2025 en la Universidad Estatal de Moscú Mijaíl V. Lomonósov (MGU). El evento reunió a más de sesenta representantes de instituciones académicas de ambos países y sirvió, en la práctica, como una plataforma política para reforzar la narrativa rusa sobre su aislamiento internacional y su estrategia de alianzas con regímenes afines. La información sobre el evento fue publicada por el portal CienciaRusa.ru
agradeció explícitamente a Cuba su “comprensión de las causas de la operación militar especial” en Ucrania
“Moscú y La Habana son solidarias en la necesidad de formar un orden mundial multipolar más justo, basado en el respeto mutuo, la igualdad y el rechazo al dictado de sanciones”, afirmó Riabkov. “Vemos nuestra tarea común en seguir trabajando en mecanismos que nos permitan protegernos de las acciones ilícitas de Occidente”. El viceministro ruso agradeció explícitamente a Cuba su “comprensión de las causas de la operación militar especial” en Ucrania, como le llaman en Rusia a la invasión de febrero del 2022; e interpretó esa postura como una muestra de “solidaridad frente a la guerra híbrida desatada por Occidente”. Sus palabras confirman la lectura oficial de Moscú: que la invasión no es un conflicto contra Ucrania, sino una confrontación directa con el sistema occidental encabezado por Estados Unidos y la OTAN.
Riabkov enmarcó el acercamiento con La Habana dentro del discurso recurrente del Kremlin sobre la construcción de un “mundo multipolar”. Detrás del lenguaje diplomático, esa fórmula resume la estrategia del presidente Vladimir Putin de consolidar un eje antioccidental en el que confluyen Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Cuba, junto a otros países del llamado “Sur Global”.
El diplomático ruso insistió en que la cooperación bilateral con Cuba no se limita a la esfera educativa o científica, sino que forma parte de un esfuerzo más amplio por desarrollar mecanismos políticos, financieros y militares que reduzcan la vulnerabilidad de ambos países frente a las sanciones occidentales.
“Rusia valora profundamente la posición de Cuba en un momento en que Occidente intenta aislar a Moscú. La Habana ha demostrado su independencia y su lealtad a los principios de soberanía frente a la presión de Estados Unidos”, dijo Riabkov, según medios rusos.
Una alianza que trasciende lo académico
estrategia del presidente Vladimir Putin de consolidar un eje antioccidental en el que confluyen Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Cuba,
Aunque el foro fue presentado oficialmente como un encuentro de cooperación universitaria, el tono político dominó las intervenciones. Más allá de los gestos simbólicos, la reunión consolidó la expansión de la diplomacia educativa rusa en América Latina, donde Moscú busca contrarrestar la influencia de Occidente a través de becas, convenios científicos y proyectos tecnológicos.
Sin embargo, el mensaje político más contundente vino de Riabkov, quien utilizó la tribuna académica para denunciar el “dictado sancionador de Occidente” y justificar la ofensiva rusa en Ucrania como parte de una lucha “contra el neocolonialismo”.
Las palabras de Riabkov se producen pocos días después de que el Consejo de la Federación de Rusia ratificara un acuerdo intergubernamental de cooperación militar con Cuba, firmado en marzo de este año. El anuncio confirma que la cooperación entre ambos países se está trasladando del plano simbólico al militar, en momentos en que Moscú enfrenta escasez de aliados y personal debido al desgaste de la guerra en Ucrania.
El discurso de Riabkov y el foro académico de Moscú forman parte de una estrategia más amplia: usar la cooperación científica y cultural como instrumento de influencia geopolítica. Al asociarse con Cuba bajo el discurso del “mundo multipolar”, Rusia no solo busca aliados políticos, sino también legitimar su modelo autoritario ante las sanciones internacionales.
Recientemente el diplomático ruso participó en la despedida del embajador cubano Julio Antonio Garmendia Peña, quien terminó su estadía en Moscú hace unas semanas atrás.
Rusia gana una vitrina simbólica en el hemisferio occidental para desafiar a Washington.
El resultado es una alianza que combina la nostalgia soviética con la conveniencia estratégica. Cuba obtiene respaldo diplomático y cooperación tecnológica; Rusia gana una vitrina simbólica en el hemisferio occidental para desafiar a Washington. Pero más allá de la retórica, el mensaje de Riabkov dejó en claro que Moscú no pretende retroceder: agradece la comprensión cubana, exige el fin de las sanciones y consolida su presencia militar en el Caribe, reivindicando así un viejo lenguaje de confrontación global que parecía enterrado desde la Guerra Fría.
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